jueves, 14 de diciembre de 2017

REDACCIÓN - PATCHWORK TEXTUAL

EJERCICIO DE REDACCIÓN- 1º BACHILLERATO

Tema: composición a partir de la imagen de un monumento o estatua monumental de Madrid.

Objetivo: integrar varias secuencias discursivas en un todo textual que tenga sentido unitario (coherencia temática), unidad formal (cohesión formal) y adecuación comunicativa.






Para ello, vamos a fijarnos en la técnica del PATCHWORK y vamos a construir un texto en el que se integren varias secuencias discursivas:

  •  NARRACIÓN
  •  DESCRIPCIÓN
  •  DIÁLOGO


INSTRUCCIONES.

  1. Se parte de una escultura monumental o de un monumento de la ciudad de Madrid que va a encabezar la composición escrita.
  2.  Se planifican, separadamente, los diferentes tipos de texto: descripción, narración y diálogo.
  3.  Se piensa en una situación comunicativa en la que integrar los diferentes tipos de textos (como si pensáramos para qué vamos a utilizar nuestra tela de patchwork: un cojín, una colcha, una bolsa, etc.)
  4.  Se redacta y compone el texto en 3 párrafos, al menos. Para hacer bien los párrafos, por favor, ten en cuenta estas indicaciones.
  5.  Se puede presentar el texto de forma manuscrita o impresa en un folio blanco (máximo) , cuidando la presentación (letra, márgenes, ortografía, título destacado).
  6. El texto puede tener un carácter más o menos literario. Importa redactar bien, utilizar el léxico adecuado, puntuar bien los periodos oracionales.
  7.  Fecha de entrega: martes


POSIBLE MODELO
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NEGOCIOS INFANTILES



     La escultura de Apolo divide el Paseo del Prado madrileño en dos mundos, como un sol que se alza al mediodía sobre el paisaje despejado. Apolo aparece como un joven esbelto, de estilizadas formas, que sostiene en su mano izquierda una lira, pero lleva a la espalda un carcaj sin flechas. Su actitud es la de un dios cercano que escucha a los viandantes que, tal vez, se dirigen hasta el Museo del Prado o a tomar un tren que les transporte a mundos lejanos.

     Unos niños juegan con barquitos improvisados en la fuente que fluye bajo los pies de Apolo.
—Mi bajel está esperando entre la niebla al navío del rey de España —dice Daniel, el niño rubito, de mofletes rellenos e inquieta mirada.
—Mi navío tiene tantos cañones, que no tiene miedo de ningún barco pirata. ¡Prepárate a descansar en el mar! —se escucha decir a Pedro, tan pendiente de los barcos que apenas levanta la mirada del agua.
—¡Pues mi barco escapará velocísimo, entre cañonazos y olas! —los rápidos dedos de David casi hunden las naves semiocultas en la niebla.
—¡No escaparéis, cobardes! —ruge la voz del gran Mateo, persiguiendo el navío davicino.
—Mi barco está lleno de lingotes de oro y no pienso entregárselos a ningún corsario inglés —Álvaro, rubicundo también y concentrado, con un rápido movimiento ha provocado una terrible ola en el estanque.
—Todos seréis presa de la feroz Annie Bonny —se escucha a la pequeña Nerea, que intenta imponerse a la banda de chicos con los que juega
—¡Ahrr! ¡Ninguno, más veloz que El Temido! —brama Mauro, de encrespados y negrísimos cabellos.

     Apenas tiene tiempo el azorado viajero de escuchar a los niños, cuyos juegos infantiles, sin duda, envidia. Y casi, casi es atropellado por las prisas de los más pequeños —Marina y Mauro—, raudos como las saetas ausentes de Apolo.  Su tren partirá pronto hacia Lisboa. Estuvo allí en el mes de agosto, después de un largo viaje en coche de más de diez horas. Encontró la tienda de libros antiguos después de recorrer las calles decrépitas de la antigua ciudad. Recuerda también que, junto a las ruinas de una especie de convento, otro grupo de niños jugaba, entretenidos y concentrados, como lo hacen los adultos en sus negocios. Tomó café recordando la soledad de Pesoa, sin lograr ahuyentar la suya propia. Mientras arrastra su "troley" como la cadena de un cautivo,  desea que la edición perdida por la que está dispuesto a hipotecar la herencia familiar merezca la pena. O, quién sabe, perder también este tren...

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